En el atardecer que me acompaña,
sentada en la silla de la
vida,
evoco todos mis amaneceres,
primaveras ya vividas.
Recuerdo aquellas madrugadas
de sonrisas.
Aquellos abrazos de pasión.
Aquellas primaveras en mi
cuerpo,
donde todo era esperanza e
ilusión.
Añoro aquellos años donde
olía,
a rosas a lluvia a juventud,
a mar revuelto a tormenta de
verano,
donde el miedo no existía.
Estabas tú
En el oscurecer que me
acompaña,
el brillo de mis ojos no se ha ido,
siempre guardaré en mis pupilas,
aquellos caminos recorridos.
SARA
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