Manos heridas de pobreza,
pies agrietados de
caminos sin salida,
ojos secos de mirar
sin ver
avanzan por suelos
embarrados,
arrastrando sus penas
por mares sin orillas.
Escaparon de su
tierra
bajo una nube de
lluvia enfurecida,
con un paraguas roto,
y una maleta llena de
injusticia.
¡como puedo contemplar esto
sin que se me revuelvan las tripas!
Sin embargo no dejan
de cantar los pájaros
Y siguen desbordándose los
ríos.
SARA-3-016
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