Que mi pluma escriba,
lo que a borbotones,
sale de mi alma.
Que no se acabe la tinta,
sin plasmar lo que siento.
Que pueda descargar en el papel,
todo lo que llevo adentro.
Las sonrisas tiernas,
de esos niños muertos.
¡Que culpa tienen ellos,
de esas guerras, que cortan flores,
sin dejas disfrutar de su nacimiento!
De ese gas elaborado con odio,
que ahogó sus mañanas,
robándoles el tiempo.
Que bestia se ha apoderado del hombre,
que solo ha
dejado en sus entrañas,
un ansia de poder, que hielan las palabras.
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