jueves, 11 de septiembre de 2014

DESEOS




El tiempo ha grabado en mi piel las horas de mi vida, con sonrisas y lagrimas se ha forjado mi historia que comenzó en Muskiz donde nací y donde aún sigo viviendo.
Muskiz es un valle, una perla engarzada a los montes que le rodean,  para mí es un oasis, le conozco bien he recorrido sus calles, andado sus caminos  subido a sus montes a lo largo de mi vida.
Está dividido en barrios cada uno con su peculiaridad, que le imprimen  estilo y personalidad.
Vine al mundo en uno de ellos, el Cerro, fue el que me vio nacer, testigo de mis primeros pasos, de mis primeros amores.. hoy después de tantos años sigo recordando el nogal, la fuente, los panales de miel, los camarotes llenos de hierba recién segada, mis juegos, mis amigas, cuando tumbadas bajo la parra contábamos historietas de príncipes y de ranas, hoy no vivo allí pero le llevo siempre en mi corazón grabado a fuego.
En la iglesia San Juan Bautista me bautizaron, hice la comunión, me casé, rezo a mis muertos y quisiera que fuera en esa misma iglesia donde me despidan.
Todo en mi pueblo tiene un cariz especial, la primavera se huele, se palpa en todos los rincones, los árboles se visten con sus mejores galas y las flores tienen todos los colores del arco iris, es como abrir una ventana dejarse empapar de olores, sentir sensaciones de besos, juventud, amor.
He vivido muchas primaveras, hoy me pregunto ¿Qué fui ayer? Ayer también fui primavera, quijote, dulcinea, roca, hoja de árbol perenne, fui madre, fui hogar, creo que  este bagaje es bastante para saber que he vivido, luchado, penado, gozado, a estas alturas de mi vida me sigo preguntando ¿Qué soy hoy? Hoy solo un granito de arena, un papelillo al aire, una gota de agua que va a perderse al mar, a ese mar que ve cuando la tarde languidece, al sol custodiado por algodones,  ocultarse y es su marcha va dejando una alfombra de colores rojos, amarillos, ocres, violeta…sobre el mar va quedando una luz vagamente enrojecida, que perdura hasta que el sol se desvanece por el horizonte.
Quisiera que mi ocaso fuera como esta puesta de sol, serena, callada, donde el horizonte misterioso y lejano me espere y al igual que el sol va dejando una estela de luz en el mar, yo pueda dejar también algo de luz en los que quiero.

  SARA  

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