Decía Ramón de Campoamor, en este
mundo traidor nada es verdad ni mentira,
todo depende del color del cristal con que se mira.
Voy a contaros un cuento y quiero que
os pongáis el cristal del color del humor, soy una tele, si, si, ; llegué a esta
casa hace una semana, el primer día me llevé
un susto de muerte él se sentó delante de mí y me apuntaba con algo que
yo creí una pistola: ¡Me va a matar! Luego supe que aquello se le llamaba mando y servía para abrir o cerrar mi ventana.
¡Ah se me olvidaba presentarme, me
llamo Soni mi estatura no se mide en
centímetros sino en pulgadas.
Por mi condición
sé todo lo que ocurre en el mundo, hay cosas que me erizan los cables.
Sé que el mundo va mal, está muy enfermo yo diría que casi siniestro
total, el ansia de poder, las guerras, la corrupción las injusticias etc. hacen
que a medida que unos se van enriqueciendo otros sean cada vez más pobres.
Los poderosos corruptos se unen y
forman una piña, no intentes por mucha falta que te haga un piñón, tratar de
arrebatarles uno, te denunciarán por intento de apropiación indebida y te
meterán en la cárcel por tentativa de robo de un piñón: lo más gracioso de este
cuento es que la justicia, según dijo el rey, es igual para todos. ESTE CHISTE
FUE BUENÍSIMO.
Estas
cosas me van deteriorando, a veces me quedo a oscuras y se me apaga la voz,
pero esto le pasa a la mayoría silenciosa,.
A causa de estos manguis he dejado de
anunciar que la ropa queda mejor con “colón” que con “dixan”, que ya no me la
juego con el jamón si es “navidú” etc.
Viendo lo que está pasando, todo esto
me parece una frivolidad, ahora me la juego anunciando que los chorizos son
malos, sean de la marca que sean, que tenemos que apostar por un mundo mejor,
que si nos unimos como una piña igual podamos comernos algún piñón.
Así que abajo los cerdos de donde salen
esos chorizos y arriba la justicia y la honestidad. P. D. Este relato está
basado en una realidad disfrazada de ironía.
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