Ya desde niña su
risa sonaba como una música alegre, su cara, de una belleza extraordinaria, estaba enmarcada por una
melena larga y negra, su cuerpo era esbelto como el una diosa griega.
Sus padres,
unos campesinos modestos, colmaron su felicidad el día que completaron la
pareja; Antonio y ella eran su alegría, después de tantos días y noches de
trabajo.
Vivian en un
pueblo pequeño, pobre, sobrevivían
trabajando la tierra con sus manos.
¿Porqué estás aquí?
Le preguntó la
compañera de celda, que la miraba deslumbrada por su belleza.
No obtuvo
respuesta, ella obsesionada por los recuerdos
pensaba ...¿.Que será de mis padres? A su padre, le veía sentado
delante del fuego, callado, con una lágrima a punto de asomar y el alma rota, a su madre, con la mirada perdida recordando
el día que la vio por última vez.
¿Porqué te han encerrado?
La niñez había
sido austera, con muchas privaciones, pero alegre, jugando, corriendo por entre
los viñedos los sembrados....
Los años fueron
pasando, Antonio trabajaba el campo con
sus manos, pero su mente siempre estaba pensando en sitios desconocidos, donde
tendría otras posibilidades. Ella había dejado las muñecas y ayudaba a su madre
en la casa
Me he entregado
Cada día se le
hacia más costoso vivir en el pueblo, ella pensaba que la juventud tiene que
explorar nuevas cosas, nuevos horizontes y decidió irse. ¡Ojala no lo hubiera
hecho!
¿Porqué te has entregado? ¿Que has hecho?
El pasado, su
niñez, sus amigos, sus juegos, sus risas, eran los recuerdos mas bonitos que
tenía y su madre que nunca quiso que se
marchara, pero todo eso estaba ahora enterrado.
Por asco de mi misma.
Salió de su
pueblo llegó a la ciudad y la niña- mujer inocente se vio perdida, tuvo que
buscarse nuevos caminos, se estrenó de bailarina de conjunto donde tenia que
enseñar sus precioso cuerpo y oír las cosas mas soeces.
¿Como te llamas?
Siempre aparece un hombre
en la vida de toda mujer y este se llamaba Jon, arrogante, chulo, jefe
de una banda y ella cayó en sus redes, se enamoró, sabía como era, pero en
aquel momento lo prefirió a su vida aburrida del pueblo.
Felisa García
Aquel fatal
día, enmascarados, Jon pistola en
mano, entraron con movimientos precisos se hicieron con un botín en una
entidad bancaria, ella, , temblorosa,
también con ellos, como cualquier estúpida enamorada y Jon apretando el gatillo
y un policía que cae al suelo muerto.
Yo iba con ellos cuando atracaron el banco.
La compañera se la queda mirando, sin poder creer lo que
está oyendo y piensa que algo oculto está detrás de esa confesión, no era muy
usual entregarse como lo había hecho ella.
¿Porqué te entregaste? ¿Para cumplir menos pena?
No, no fue por eso, me sentí vendida, manipulada y me
vengué de todos , por una razón muy poderosa.
¡El policía que murió era mi hermano!
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